Bendiciones de Luna Creciente,
La astróloga Paloma Todd nos recuerda que la Luna de Agosto abre un nuevo tiempo de manifestación y florecimiento. "Este es un tiempo de pausa y reflexión en donde podemos
hacer una evaluación de cómo han transcurrido los pasados cuatro meses
de nuestra vida y de ampliar visión de hacia dónde nos queremos mover, qué cambios
queremos llevar a cabo, qué queremos manifestar".
Con este propósito PachaMamaBebe inicia un nuevo semestre enfocándose en los "Talleres de Ecología del Nacimiento". Si tienes una escuela ó grupo de apoyo a la lactancia, crianza, escríbenos a pachamamabebe@gmail.com para enviarte nuestra propuesta de talleres.
Agradecemos especialmente a Lilliam Irizarry por el hermoso artículo que escribió en la sección de Puerto Rico se reinventa de El Nuevo Día el pasado lunes 20 de Agosto.
| Atabey leyendo la reseña de El Nuevo Día |
20 de agosto de 2012
Ecoeducar para ser
Vanessa Arjona cambió el mundo de las comunicaciones por el de las maternidades
![]() |
Vanessa Arjona, aquí con sus hijas y
su esposo Andrés, fomenta la crianza
de generaciones más conectadas con
la Naturaleza y con su propio ser.
(ana.abruna@gfrmedia.com)
|
Por Lilliam Irizarry / lilliam.irizarry@gfrmedia.com
Vanessa Arjona tiene 35 años y ha parido ocho veces: tres niñas, más cinco muñecas que paren y amamantan; todas ecológicas.
El nacimiento en casa y mediante parteras de su primera hija hace ocho años trastocó de tal manera a esta comunicadora que decidió cambiar su rumbo profesional hacia el tema de las maternidades, en el que no ha dejado de parir.
“Cambié el tema de tesis a la construcción de las maternidades cuando me empecé a dar cuenta de que necesitaba entender a nivel racional, conceptual y académico lo que me estaba pasando cuando di a luz a África, porque para mí fue una revolución, un proceso de apoderamiento impresionante”, recuerda sobre el parto que se dio de manera natural y orgánica.
Una vez parió, la lectura de libros como “La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente” y “Parirás con placer”, ambos de la escritora e investigadora española Casilda Rodrígañez, fueron clave en su acción de abrazar el tema a nivel personal y profesional.
De madre puertorriqueña y padre español, Arjona nació y se crió en Madrid mientras se asomaba a Puerto Rico cada cuatro años para conectar con sus raíces. Hasta que, en un viaje a la Isla a sus 22 años, conoció la lucha viequense contra la Armada estadounidense y pidió quedarse un año mediante un programa de intercambio universitario.
Una vez aquí, el amor la llevó a unirse al abogado puertorriqueño Andrés Santos, a parir a África y Aymara y a volver juntos a Madrid para proseguir estudios doctorales. Fue allí que la pareja conoció lo que ha transformado su vida y su familia: la ecocrianza, con la que busca recuperar la conexión con la madre tierra para respetar los ritmos biológicos y propios de cada criatura.
“Nos basamos en la metáfora de la semilla. Todo ser humano es una semilla y tiene en su interior todo el potencial de desarrollo. Nuestra labor de madre es acompañar ese proceso de desarrollo con las menos intervenciones posibles”, manifiesta quien ahora ofrece charlas y talleres para compartir lo aprendido.
Al igual que con una semilla, afirma la también madre de Nayara, “no sabemos qué van a llegar a ser nuestros peques, pero nuestra labor no es dirigirlos, no es coartarlos, no es manipularlos, ni chantajearlos, sino acompañarlos y guiarlos con amor y respeto”.
Para esta ecocriadora, gran parte del trabajo que los padres necesitan hacer cuando va a nacer una criatura es hacia adentro. “Se trata de sanar tus heridas, encontrarte con tus miedos y frustraciones para no pasárselos a tus hijos e hijas. La oportunidad que te da la maternidad es la de sanar”.
Con ese aprendizaje regresó de España, para encontrarse aquí con otras tres madres que también educaban a sus hijos en el hogar y con las que formó el proyecto ecoeducativo Guailimanai, que significa “futuras generaciones”. El cuarteto juntaba a sus vástagos para desarrollar actividades creativas y educativas relacionadas con el amor a la tierra y el rescate de las raíces africanas y taínas.
También encontró en su camino al maestro de teatro Heriberto Ramírez, con quien procreó el proyecto de ecocrianza PachaMamaBebe. Las cinco muñecas -que paren, amamantan y vienen con su crío, el cordón umbilical, la placenta y la bolsa amniótica- nacieron para conectar a los menores con su llegada al mundo, sin necesidad de mentirles sobre supuestas cigüeñas.
En las charlas que esta educadora ofrece en las escuelas, las “pachamamabebe” ayudan a que los menores puedan ver y participar de la llegada de un ser a modo escala, entender el proceso de nacer y acercarse a lo simple y natural de la experiencia del parto. Las muñecas también ayudan a parteras, médicos, doulas, activistas y educadores en sus charlas demostrativas.
En momentos en que podría creerse que la ecocrianza es comprar cuanto producto ecológico para infantes sale al mercado, Arjona sigue abriéndose a conceptos como “educar para ser”, “amar y respetar”, “libertad y límites”, los que ha podido aprehender a medida que los estudia y aplica, “con error y acierto, y con muchas ganas de mejorar, porque esto no es una fórmula, ni es un método. Esto es un camino”.
El nacimiento en casa y mediante parteras de su primera hija hace ocho años trastocó de tal manera a esta comunicadora que decidió cambiar su rumbo profesional hacia el tema de las maternidades, en el que no ha dejado de parir.
“Cambié el tema de tesis a la construcción de las maternidades cuando me empecé a dar cuenta de que necesitaba entender a nivel racional, conceptual y académico lo que me estaba pasando cuando di a luz a África, porque para mí fue una revolución, un proceso de apoderamiento impresionante”, recuerda sobre el parto que se dio de manera natural y orgánica.
Una vez parió, la lectura de libros como “La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente” y “Parirás con placer”, ambos de la escritora e investigadora española Casilda Rodrígañez, fueron clave en su acción de abrazar el tema a nivel personal y profesional.
De madre puertorriqueña y padre español, Arjona nació y se crió en Madrid mientras se asomaba a Puerto Rico cada cuatro años para conectar con sus raíces. Hasta que, en un viaje a la Isla a sus 22 años, conoció la lucha viequense contra la Armada estadounidense y pidió quedarse un año mediante un programa de intercambio universitario.
Una vez aquí, el amor la llevó a unirse al abogado puertorriqueño Andrés Santos, a parir a África y Aymara y a volver juntos a Madrid para proseguir estudios doctorales. Fue allí que la pareja conoció lo que ha transformado su vida y su familia: la ecocrianza, con la que busca recuperar la conexión con la madre tierra para respetar los ritmos biológicos y propios de cada criatura.
“Nos basamos en la metáfora de la semilla. Todo ser humano es una semilla y tiene en su interior todo el potencial de desarrollo. Nuestra labor de madre es acompañar ese proceso de desarrollo con las menos intervenciones posibles”, manifiesta quien ahora ofrece charlas y talleres para compartir lo aprendido.
Al igual que con una semilla, afirma la también madre de Nayara, “no sabemos qué van a llegar a ser nuestros peques, pero nuestra labor no es dirigirlos, no es coartarlos, no es manipularlos, ni chantajearlos, sino acompañarlos y guiarlos con amor y respeto”.
Para esta ecocriadora, gran parte del trabajo que los padres necesitan hacer cuando va a nacer una criatura es hacia adentro. “Se trata de sanar tus heridas, encontrarte con tus miedos y frustraciones para no pasárselos a tus hijos e hijas. La oportunidad que te da la maternidad es la de sanar”.
Con ese aprendizaje regresó de España, para encontrarse aquí con otras tres madres que también educaban a sus hijos en el hogar y con las que formó el proyecto ecoeducativo Guailimanai, que significa “futuras generaciones”. El cuarteto juntaba a sus vástagos para desarrollar actividades creativas y educativas relacionadas con el amor a la tierra y el rescate de las raíces africanas y taínas.
También encontró en su camino al maestro de teatro Heriberto Ramírez, con quien procreó el proyecto de ecocrianza PachaMamaBebe. Las cinco muñecas -que paren, amamantan y vienen con su crío, el cordón umbilical, la placenta y la bolsa amniótica- nacieron para conectar a los menores con su llegada al mundo, sin necesidad de mentirles sobre supuestas cigüeñas.
En las charlas que esta educadora ofrece en las escuelas, las “pachamamabebe” ayudan a que los menores puedan ver y participar de la llegada de un ser a modo escala, entender el proceso de nacer y acercarse a lo simple y natural de la experiencia del parto. Las muñecas también ayudan a parteras, médicos, doulas, activistas y educadores en sus charlas demostrativas.
En momentos en que podría creerse que la ecocrianza es comprar cuanto producto ecológico para infantes sale al mercado, Arjona sigue abriéndose a conceptos como “educar para ser”, “amar y respetar”, “libertad y límites”, los que ha podido aprehender a medida que los estudia y aplica, “con error y acierto, y con muchas ganas de mejorar, porque esto no es una fórmula, ni es un método. Esto es un camino”.

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